Sansón, en Hebreo, שִׁמְשׁוֹן, "del Sol", es uno de los últimos jueces. Es descrito
en el Libro
de los Jueces, entre los capítulos 13 y 16. Sansón se caracteriza
por una figura hercúlea,
usando una extraordinaria fuerza para combatir contra sus enemigos y llevar a
cabo actos heroicos inalcanzables para la gente común: luchar contra un león
(sin más armas que sus propias manos), acabar con todo un ejército con sólo una
mandíbula de burro, o derribar un
edificio. Representa la lucha de su pueblo contra los Filisteos.
El nacimiento de Sansón se sitúa dentro
de una época en la que los israelitas eran oprimidos por los filisteos. Un ángel de Yahvé
Elohim se apareció a Manoa, de la tribu de Dan, en la ciudad de Zora,
y a su mujer, que era estéril.
El ángel les predijo que su hijo liberaría a Israel de los filisteos.
Según él, la futura madre no debía tomar ni vino ni sidra ni comer nada impuro.
De acuerdo al nazareato (consagración al
Dios Yahveh), el hijo no debía
cortarse el cabello. Siendo joven, Sansón deja su pueblo para visitar las
ciudades filisteas, donde se enamora de una mujer de la ciudad de Timnat,
con quien decide contraer matrimonio, a pesar de la oposición de sus padres,
que prefieren una joven israelita. Esta decisión se presenta como parte de un
plan de Dios para atacar a los filisteos. De camino a la petición de mano, es
atacado por un león al que da muerte. Yendo a la boda, observa entre los huesos
del león un enjambre de abejas con miel, la cual prueba y luego ofrece a su
padre.
Combate con los filisteos a causa del acertijo |
En la fiesta de boda organizada por
Sansón, el héroe propone a treinta mozos filisteos un acertijo; si lo
resuelven, les daría treinta piezas de lino fino y otros tantos vestidos. Si
no, ellos les harían el mismo regalo a Sansón. Tenían los siete días que duraba
la fiesta para resolverlo. El acertijo es el siguiente: «Del que come salió
comida, y del fuerte salió dulzura». El enigma es una referencia al león que
mató y la miel que de él salió. Como sólo Sansón estaba presente en esa lucha,
los treinta mozos no pueden obtener respuesta durante tres días. Al cuarto, se
dirigen a su mujer, amenazándola con prenderle fuego a ella y a la casa de su
padre si no descubre la solución. Ante los lloros de su esposa, Sansón decide
al séptimo día contarle la respuesta, y ella se la da a sus paisanos. Antes de
la puesta de Sol de ese séptimo día, los filisteos le hablan: «¿Qué hay más
dulce que la miel, qué hay más fuerte que el león?». Sansón responde: «Si no
hubieseis arado con mi novilla, no habríais adivinado mi acertijo»
Baja entonces a Ascalón, mata a treinta
hombres, a los que roba sus vestidos, y se los da a los mozos. Contrariado, se
aleja y llega a casa de su padre. Su esposa es dada a otro hombre. Cuando
Sansón quiere verla, su suegro se niega, pero le ofrece la hermana menor de la
mujer, más bella. En represalia, el israelita caza a trescientas zorras,
atándolas por el rabo de dos en dos, y poniendo una tea entre ambos rabos,
suelta a los animales por el campo, haciendo arder todas las cosechas enemigas.
A su vez y para vengarse, los filisteos queman a su mujer y la casa del padre
de ésta, a lo que Sansón responde dando a una paliza a muchos de ellos.
Sansón y Dalila, grabado de Gustav Doré |
Tras esto, se refugia en la roca de Etán.
Mientras tanto, los filisteos acuden a Judá pidiendo que entreguen
a Sansón. Tres mil hombres de este pueblo le encuentran, y prometiéndole no
matarle, le atan y se disponen a entregarle. Pero cuando esto iba a ocurrir,
Sansón rompe las cuerdas, se libera, y usando la quijada de un asno, mata a mil
filisteos. Después de esto, es juez de Israel durante veinte años.
Tras ese tiempo, Sansón huye a Gaza, quedándose en casa de una prostituta.
Sus enemigos le esperan a la entrada de la ciudad para matarle, pero
aprovechando la noche, rompe la puerta y se la lleva al monte en frente de Hebrón. Allí se enamora de Dalila (mujer filistea). Los filisteos,
a cambio de monedas de plata, la sobornan (Jue. 16, 5-18) y la incitan a lograr
que Sansón le revele el secreto de su fuerza. Sansón le engaña, respondiéndole
que sería vencido si le atasen con siete cuerdas húmedas. Dalila le hace caso y
le ata, pero él rompe las cuerdas fácilmente. La mujer vuelve a preguntarle, a
lo que él responde que bastaría con atarle con cuerdas nuevas para que se
convirtiese en un hombre normal. Ella le hace caso y él vuelve a romperlas con
facilidad. Dalila insiste en querer saber su secreto, y Sansón vuelve a
mentirle, diciéndole que se debilitaría si le atasen sus siete trenzas con
hilos, sujetándolas con clavos. Ella lo intenta y vuelve a fracasar por tercera
vez.
Tras mucha insistencia por parte de la
mujer, Sansón le confiesa que perderá toda su fuerza si le cortan el cabello.
Así lo hace un sirviente y le deja sin su extraordinaria fuerza. Es de notar
que su fuerza se debía al juramento nazareo (Jue, 13,25; 15,18),
el cual Sansón mismo había roto al despreciar la Ley divina que prohibía tomar
como mujer a una extranjera (Deut. 7,3,4). Sansón no ignoraba que esa mujer era
indigna (Jue 16,8). Los filisteos terminan capturándolo, le sacan los ojos y le
llevan a Gaza, donde, prisionero, trabaja moliendo grano para sus enemigos. No
obstante, su pelo vuelve a crecer, de modo que va recuperando su hercúlea
fuerza.
Muerte de Sansón y destrucción del templo de Dagón, grabado de Gustav Doré |
Un día, los jefes filisteos se reúnen en
el templo para ofrecer un sacrificio a Dagón, por haber puesto en
sus manos a su enemigo. Hacen llamar a Sansón para que les entretenga a ellos y
a las tres mil personas que allí había. El israelita pide al joven que le
conducía que le deje entre las columnas sobre las que descansa el edificio,
para poder descansar. El edificio se vino abajo, de tal forma que mató a más
personas al morir de las que había matado durante toda su vida. Sus familiares
recuperan su cuerpo y le entierran cerca de la tumba de su padre, Manoa.