El Éxodo (II): Josué


Josué, en hebreo, יְהוֹשֻׁעַ‎, “Yahvé salva” o “Yahvé de salvación”, cuya vida es narrada en el Libro de Josué. El nombre "Josué" es el equivalente hebreo de "Jesús"., fue el sucesor de Moisés en las campañas militares llevadas a cabo por los hebreos en la conquista de Canaán.  Con el comienza el periodo de los jueces. Se llamaba originalmente Oseas y era hijo de Nun, de la tribu de Efraín (Nm. 13,8). Nació en Egipto, y tenía probablemente la misma edad que Caleb, con quien suele relacionársele. Participó en los acontecimientos narrados en el Éxodo como ayudante de Moisés. Fue el comandante de los israelitas en la batalla contra los amalecitas en Refidín (Ex. 17,8-13).

Se convirtió en el lugarteniente de Moisés, y lo esperó a mitad de camino cuando éste subió al Monte Sinaí a recibir los Diez Mandamientos (Ex. 32,17). Fue también uno de los doce exploradores enviados por Moisés a la tierra de Canaán (Nm. 13,16), y el único, junto con Caleb, en traer un informe alentador.
Yahvé Dios lo eligió sucesor de Moisés y éste lo reconoció como tal (Nm. 27,18-23; Dt. 31). Además, Josué fue encargado de repartir la tierra juntamente con Eleazar (Nm. 34,17). Al morir Moisés, Yahvé renovó a Josué la promesa de la tierra de Canaán, que Josué debía conquistar. Ordenó atravesar el río Jordán, cuyas aguas fueron detenidas mientras el Arca de la Alianza, transportada por los levitas, se encontraba en el lecho del río (Jos. 3). En memoria de este hecho, ordenó erigir doce piedras, representando a las doce tribus de Israel. Por orden de Yahvé, hizo que fuesen circuncidados todos los israelitas que permanecían incircuncisos (Jos. 5).
Conquistó Jericó, cuyas murallas se derrumbaron cuando los sacerdotes que custodiaban el Arca de la Alianza tocaron los shofarim siguiendo las órdenes de Yahvé (Jos. 6). Todos los habitantes de la ciudad, incluyendo mujeres y niños, fueron muertos, a excepción de la prostituta Rajab, que había colaborado con los espías enviados por Josué, y su familia. La ciudad fue destruida por completo, y Josué maldijo a quien intentara reconstruirla.
Al intentar atacar la ciudad de Hay, sus tropas sufrieron una derrota a causa del pecado de Acán, quien se había apropiado de objetos preciosos que Yahvé había decidido que fueran destruidos. Acán fue lapidado, y Josué logró finalmente conquistar Hay, mediante una hábil estratagema. Los habitantes de Hay sufrieron la misma suerte que los de Jericó. El total de hombres y mujeres exterminados fue de 12.000 (Jos. 8,25). Posteriormente, Josué levantó un altar a Yahvé en el monte Ebal.
A causa de los éxitos de Josué, los hititas, amorreos, cananeos, pereceos, jebeos y jebuseos establecieron una alianza contra los israelitas. Los gabaonitas consiguieron evitar ser exterminados por los israelitas gracias a una estratagema (Jos. 9). Josué venció a continuación a una alianza de cinco reyes amorreos que pretendían atacar a los gabaonitas; durante la batalla, para ayudar a los israelitas, Yahvé hizo que el sol se "detuviera" en el cielo (Jos. 10,13). Tras la victoria, Josué ejecutó personalmente a los cinco reyes (Jos. 10, 26).
Josué ora a Dios para que el sol se pare, 
A continuación Josué conquistó las ciudades de Maquedá, Libná, Laquis, Eglón, Hebrón y Debir. En todas ellas fueron exterminados todos sus habitantes: "todo lo que tenía vida lo exterminó, como Yahvé, Dios de Israel, se lo había mandado"(Jos. 10, 40). Después venció a Yabín, rey de Jasor, y consumó la conquista de la tierra prometida.
Repartió el territorio conquistado entre las tribus de Israel (Jos. 13, 21). En su ancianidad convocó una asamblea en Siquem y recomendó a los israelitas que mantuvieran su fidelidad a Yahvé. Según el Libro de Josué, falleció a los 110 años de edad, y fue sepultado "su heredad en Timnat-sera, que está en los montes de Efraín, al norte del monte Gaas" (Jos, 24, 30).